El miedo al loco
no es el miedo al Otro,
sino a la propia locura.
Chejov (Антóн Пáвлович Чéхов, Tanganrog, Rusia, 1860-1904) es uno de esos maestros privilegiados que con pocas palabras son capaces de expresar las más complejas tramas y situaciones. En la sala número seis, narra la historia del médico Andrei Efimich Raguin y su evolución desde flamante director del hospital de una pequeña ciudad, aislada del resto del país, hasta… bueno, recomiendo encarecidamente leer la historia para conocer el final.
En la sala número seis reina, Nikita, viejo militar licenciado que mantiene el orden bajo la ley de sus puños. La habitación tiene cinco habitantes, cinco locos, que viven en unas condiciones infrahumanas, aún si cabe, peores que el resto de pacientes del hospital. Las descripciones de Chejov de los personajes, del entorno y sus relaciones son desgarradoras, directas e impactantes pero de una precisión exquisita.
“O permanece tumbado en la cama, hecho un ovillo, o se va de un rincón a otro como si hiciese un paseo higiénico; rara vez se queda sentado. Siempre se muestra excitado, inquieto, en una tensión como si esperase algo confuso e indefinido. Basta el más pequeño rumor en el zaguán o un grito en el patio para que levante la cabeza y quede alerta: ¿vienen por él?, ¿lo buscan? Y en esos instantes su cara refleja gran inquietud y miedo.” De esta manera introduce a Iván Dmitrich Grómov personaje fundamental de la obra, no dejando dudas del tipo de su dolencia.
De alguna forma, todos los profesionales de la salud, en especial los que nos dedicamos a la salud mental, podemos vernos reflejados en algunas de las etapas vitales por las que pasa Andrei Efimich. Desde un optimismo inicial y energía suficiente para cambiar el mundo, pronto, se da cuenta que sus esfuerzos no sirven para mucho y con el tiempo, la desilusión, la rutina, la soledad le van haciendo mella hasta que encuentra la sala número seis y es conversando con uno de sus habitantes, Iván Dmitrich, cuando encuentra un refugio filosófico y moral revitalizador, cuando encuentra un amigo. Por otro lado, que el médico se vea a diario con uno de los locos de la sala número seis se sale de la normalidad, hecho aprovechado por un joven médico para progresar en la institución.
Sin duda una historia dura e impactante, altamente recomendable para todas las personas interesadas en la salud mental, que invita a la reflexión sobre qué es la locura y su relación con la cultura.
Espero que disfrutes de la lectura y te animes a comentar tus impresiones.
Categoría: Literatura y Salud Mental
Chejov, Antón Pávlovich. Narraciones. Estella: Salvat Editores; 1982
Título original: Палата № 6
Traducción: José Laín Entralgo
Fecha de Publicación: 1982
Otra reseña de la obra:
– Blog: La cueva del erizo
[Añadido 11/05/2020]
Desde el principio esta reseña ha tenido muchas visitas de países americanos pero en los últimos tiempos se han disparado las visualizaciones desde Perú. Me gustaría saber si hay algún motivo especial para ello, como por ejemplo, que el cuento de Chejov sea de lectura obligatoria para algún nivel de estudios. Si eres de Perú y lees este comentario te agradecedía que me lo explicaras. Gracias.
[Añadido 16/05/2022]
Dos años después y, en los últimos meses, las visitas desde Chile están disparadas. Te animo si has llegado a este post desde Chile que me cuentes si hay algún motivo especial. Un saludo. Gracias.
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José Manuel: megusta muchísimo este cuento y además no puedo leerlo sin angustia. Soy argentina, médica pediatra. Siempre he pensado que este cuento debería ser lectura sugerida en carreras de Salud.
Por suerte no vivimos en la época del doctor Ragin, donde con muy poco alcanzaba para que a alguien lo considerasen maníaco y además, se les daba un trato inhumano. Igualmente, me espeluzna que el crimen de este hombre fue sentirse solo y encontrar un alma afín en la persona de un paciente psiquiátrico, y eso bastó para conducirle al manicomio a él. Cierto es que fue débil (quién no se desanima y se deja invadir por el hastío?), pero al menos es un médico que se horroriza ante el sufrimiento que causó, y esto lo mata. Desprecio a personajes como Jobótov, ignorantes, medradores y a quienes les irá bien. El personaje de Grómov es el que más me conmueve.
Muchas gracias por tu reseña de este cuento extraordinario.
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Hola, Silvana
¡Bienvenida al blog!
Coincido contigo en que este cuento debería leerse en los estudios de Salud. De hecho, en los último años, en los meses de mayo a julio las visitas desde América crecen muy notablemente, sobre todo desde Perú. Esto me hace pensar que debe estar recomendado en algún tipo de centro educativo aunque no lo he podido confirmar.
Llevo muchos años cuidando a personas con trastorno mental y con frecuencia se me viene a la cabeza esta historia en relación con el sistema de salud y sus profesionales 😉
Muchas gracias por comentar y espero que futuros post sean también de tu interés, un cordial saludo!
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