Comenzar por el principio #HaciaLaContenciónCero

En los últimos meses he conversado con muchas personas, no todas profesionales de la salud, sobre el uso de las contenciones mecánicas en distintos ámbitos. Y me llama poderosamente la atención que, a las primeras de cambio, alguien expone un caso extremo en el que parece que la restricción de movimientos es la única opción posible e, inmediatamente después, sentencia que el uso de contenciones mecánicas es inevitable.

Si, realmente, queremos avanzar en la disminución/eliminación de las contenciones mecánicas desde la evidencia científica, el respeto de los Derechos Humanos y el respeto al principio de autonomía de las personas que cuidamos, la estrategia no puede ser buscar un caso límite para negar el todo.

Entiendo que muchas situaciones clínicas, por distintos motivos, nos pueden parecer difíciles de resolver sin recurrir a las contenciones mecánicas: por falta de personal, falta de recursos materiales, conductas inapropiadas, auto/heteroagresividad, riesgo de caídas, etc, etc, etc… Pero comenzar intentando resolver estos casos límites no tiene mucho sentido, es construir la casa por el tejado.

La estrategia correcta puede ser justo la contraria, es decir, analizar y discutir la manera en que podemos reducir las contenciones mecánicas en casos más sencillos y, desde aquí, afianzar la práctica, desarrollar nuevos protocolos y compartir las experiencias para que otros grupos puedan aprender nuevas técnicas y conformar un cuerpo de conocimientos y prácticas basadas en la evidencia. Progresivamente, se abordarán situaciones cada vez más complejas para avanzar hacia la contención cero.

Es muy importante analizar el mayor número de intervenciones realizadas tanto aquellas en las que el resultado fue exitoso, como las que terminaron en fracaso.

Y, sin lugar a dudas, el primer paso y condición sine qua non para eliminar las contenciones mecánicas de nuestra práctica es nuestra actitud, es decir, querer acabar con las contenciones desde el convencimiento de que es una práctica degradante para las personas que cuidamos y los profesionales que las realizamos, que no respeta los Derechos Humanos, que no respeta la voluntad de las personas y que, en muchísimas ocasiones, en lugar de resolver un problema crea otros más complicados.

Así que la próxima vez que una alguien te diga que no es posible eliminar las contenciones planteando un caso muy rebuscado y complicado, responde: quizás sí pero que tenemos un inmenso número de situaciones en las que sí es posible evitar las contenciones y estamos obligados a intentarlo.

Te animo a plantear hoy mismo, en tu centro de trabajo, un grupo de discusión para eliminar la práctica de la contención mecánica en alguna situación concreta en la que se haga habitualmente.

Ya me contarás…

 

Aclaración:

Soy consciente que ya existe mucho camino recorrido en el tema de la eliminación de las sujeciones, sin ir más lejos tenemos desde referentes nacionales como Ana Urrutia hasta países enteros como Islandia donde las contenciones están prohibidas. Sin embargo, me parece interesante que en los distintos centros donde se realicen contenciones mecánicas se empiece a trabajar el tema desde dentro hacia afuera y desde abajo hacia arriba… por supuesto, en el camino, es necesario incorporar todo el conocimiento y evidencia existente en la medida que los equipos estén preparados para asumirlo.

ContenciónCero

 

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